jueves, 10 de diciembre de 2009

cipo en la visera



La madurez de un equipo que sabe hacer su negocio
Cipolletti ratificó que fuera de casa es casi imbatible.
 
Ya no es una novedad que Cipolletti es un hueso durísimo de roer para cualquier dueño de casa, y las estadísticas lo avalan. El gran interrogante ahora será ver si puede vencer a Rivadavia de Lincoln, un equipo que lo ha complicado mucho en La Visera. Si lo hace, quedará muy cerca del gran objetivo: ser el semifinalista del pentagonal B.
En la previa al importante empate albinegro ante Deportivo Maipú, Domingo Perilli dejaba en claro su tranquilidad ante el compromiso en tierras mendocinas y decía que no cambiaría la fórmula de jugar de visitante. "Sería un loco, apenas perdimos afuera un partido de los ochos que jugamos y cuando ya estábamos clasificados".
Es verdad que este Cipolletti ha reversionado la historia y ahora saca muchos puntos de visitante y sufre de local, cuando hace unos años entró en los libros grandes al enhebrar una seguidilla de 35 partidos sin conocer la derrota en La Visera.

"Si bien hemos bajado en juego y contundencia en nuestra cancha, en los últimos cuatro años sólo perdimos seis partidos de local. No pueden decir que no somos fuertes ahí", insistió el calvo entrenador. Lo cierto es que de visitante, Cipo cosechó hasta aquí cuatro victorias, cuatro empates y una sola caída.

En Maipú hizo un primer tiempo a su conveniencia, mantuvo el balón lejos de Ruiz, Cristian Martínez (sufrió un fuerte contractura y está en duda para el domingo) y Manuel Berra desactivaron el juego aéreo del Cruzado, y Marcos Carrasco tuvo los tentáculos siempre en el lugar indicado. Sin exagerar, si Hugo Prieto hubiese sido el del torneo pasado, Cipolletti se habría ido en ventaja al vestuario. En el segundo llegó el sufrimiento y la confirmación de que el Oreja Ruiz es un arquero de una categoría superior.
Cipolletti sabe defenderse de los embates rivales pero en muchas momentos, como sucedió el domingo, debe lograrlo teniendo el balón, haciéndolo circular por los pies más dúctiles. Porque ante Maipú muchas veces caminó por la cornisa y hasta sufrió un gol que el árbitro Gallo anuló y que es polémica en Mendoza.
La importancia de Prieto en el equipo es una gran paradoja: es el jugador más desequilibrante que tiene Perilli, pero esa cualidad es a veces mal entendida, sus compañeros dependen demasiado de su velocidad y así Cipo termina perdiendo muchas pelotas en una sola opción ofensiva.
De local el panorama cambia, porque es el Albinegro el que debe asumir el protagonismo del partido. Carente de jugadores que marquen la diferencia en el mano a mano (salvo Prieto), Cipolletti necesita mayor movilidad, rotación y ser más profundo por los carriles. Mario Ávila es un delantero de enorme proyección, rápido, atrevido e inquieto, pero le falta el conocimiento del área que le sobra a un Oscar Padua que recién estará en condiciones de reaparecer ante Central Córdoba de Santiago del Estero. Algo similar sucede con Orlando Porra, que seguramente reaparecerá, no así Leo Larenas que está lesionado. Igual su lugar está bien cubierto por un Carucha Carrasco en gran nivel.
Cipolletti es un equipo que conoce sus virtudes pero más sus limitaciones. Esa quizá sea justamente su mayor virtud. ¿Es vistoso?, ¿Gusta? Para nada, pero en el plano de las estadísticas es difícil que lo superen.