martes, 17 de noviembre de 2009

el voley corono un ciclo lleno de triunfos

Desde el 2006, armó un plan de trabajo que sumó el segundo oro en la Araucanía.
El voleibol masculino, de la mano de Narciso Chandía y un grupo de grandes jugadores, logró posicionar a la disciplina como una de las potencias de la Araucanía. Un ciclo de cuatros años que se cierra de manera ideal, con el bicampeonato que logró en la 18º edición de los Juegos Binacionales que concluyeron el viernes en Bariloche.
El proceso se inició con el título de campeón en los Juegos Deportivos de la Patagonia allá por el 2006 en el estadio Ruca Che y se empezó a consolidar con el nuevo título conseguido en los juegos EPADE del año siguiente en Trelew, Chubut.
La base de ese equipo sirvió para conformar el que jugó la primera final de Araucanía de este ciclo en Punta Arenas 2006 y que perdió con Río Negro. En ese entonces Chandía era asistente de Ariel Giménez, quien renunció luego ese torneo, y desde entonces junto a Carlos Aguilera, como ayudante, tomó el desafío de darle a Neuquén su primer título en la competencia binacional.
Y lo consiguió de a poco como parece ser la seña de este grupo porque tras meterse en el podio en La Pampa 2007 (medalla de bronce), el primer oro para el voleibol en el historial de los juegos llegó en la 17º edición, el año pasado, en la Región de Los Lagos. El broche para este ciclo brillante llegó en Bariloche con una nueva consagración que se sustentó en un grupo sólido y con experiencia para cerrar los juegos.
El seleccionado neuquino ganó los siete partidos que disputó cediendo apenas un solo set, ante Río Negro en semifinales (3-1). Finalizó invicto la ronda clasificatoria derrotando sucesivamente a Araucanía, Magallanes, Bio Bio, Tierra del Fuego y Chubut en todos los casos por 3 a 0 y con la misma contundencia derrotó a La Pampa para celebrar un nuevo título.
Chandía destacó que la principal virtud del equipo es la solidaridad. “Es un grupo humano espectacular que hace que el equipo resuelva favorablemente en las situaciones difíciles. Son chicos que tienen una buena conexión, química y eso hace que siempre salgamos de situaciones difíciles con una buena decisión determinada por el equipo, dentro y fuera de la cancha”.
Carlos Aguilera, ayudante del Chandía, en la preparación táctica siempre atento a brindar la información estadística destacó que “más del cincuenta por ciento del campeonato trabajamos muy fuerte el contragolpe, un punto alto en este equipo que se vio reflejado en la final con La Pampa”. “Estoy muy agradecido al grupo por el título”, señaló.
Para el capitán Gabriel Aramayo, “este logro es lo máximo porque ya el año que viene no voy a estar más en la categoría. Venimos trabajando para esto desde hace cuatro años y parece que funciona porque ganamos dos títulos”. De igual modo se expresó el punta Lucas Riffo quien dedicó el triunfo a “Dios principalmente y a mi familia”.
Julián Della Cha, otra de las figuras afirmó: “fue una experiencia muy linda esta medalla y espero que el año que viene vuelva a pasar. Estuvimos muy unidos como grupo”.

Se dijo

«Gracias al compañerismo pudimos cumplir con el objetivo que nos propusimos de repetir el título del año pasado. Adentro de la cancha no nos insultamos, nos alentamos y el aliento de los de afuera se siente. Eso te levanta todo el tiempo”. (Fernando Garriga)