domingo, 31 de enero de 2010

La Acade tubo un arranque demoledor

















Lugüercio abrió el camino de la victoria y Bieler le puso el moño. Paglialunga y compañía se fueron sin nada de Avellaneda.



Lugüercio abrió el camino de la victoria y Bieler le puso el moño. Paglialunga y compañía se fueron sin nada de Avellaneda.

Más de 40.000 personas vibraron en el Cilindro de Avellaneda, donde Racing empezó el Clausura de la mejor manera: 3-0 ante Central, un rival directo en la lucha para no descender.

Con esta victoria, el equipo de Claudio Vivas alcanzó a su rival en la tabla de promedios y ahora ambos suman 112 puntos.

El local ganó por el peso de sus hombres de ataque. Todavía no tiene juego colectivo, pero arriba tiene resto.

El partido arrancó con el "Canaya" mejor parado y con un manejo más criterioso de la pelota, especialmente a partir del buen nivel de Martín Astudillo.

Sin embrago, los rosarinos carecieron de profundidad y Jorge De Olivera tuvo un arranque muy tranquilo. Pese al dominio de Central, en la cancha siempre dio la sensación que el tridente de ataque de Racing iba a marcar un gol en cualquier momento.

Y así fue, pero los gritos llegaron por partida doble y fue decisivo para el partido. Primero Lugüercio, luego de una habilitación perfecta de Bieler, se fue solo para convertir el primero y luego Matías Martínez con un buen cabezazo mandó a Racing al descanso ganando 2 a 0. A esa altura, fiesta total en el Cilindro.

En el inicio de la segunda etapa, Central se fue con todo a buscar el descuento, tuvo una chance antes de los 5 con un remate de Núñez que salvó De Olivera, luego de un rebote que provocó un tiro libre que al estilo Chilavert fue a ejecutar el arquero Hernán Galíndez. Ahí se apagaron las chances del equipo de Cuffaro Russo, que igual le puso muchas ganas y fue al frente.

Racing se refugió muy atrás, sin sentido, y apostó a una contra, pero sólo cuando la pelota pasó por los pies de Licht hubo juego para los tres de punta (Castromán entró por el Payaso).

Y en la primera que tuvo en el complemento, marcó el tercero. En una gran jugada, Hauche arrancó desde la mitad de cancha, llegó al fondo y asistió a Bieler para que grité por primera vez con su nueva camiseta en forma oficial.

Los minutos finales fueron para que la gente de Racing celebre y se vuelva a ilusionar, esta vez con un equipo que promete.