domingo, 17 de enero de 2010

Una familia muy normal

Choferes, hermanos, novias, papá Roberto. Y el perro. Entre ellos, Marcos y Ale. Mamá Mónica no salió. Por cábala.


Divertida, muy cabulera, la familia Patronelli siguió a los chicos etapa por etapa. Su intimidad.
 

En el 2009 fueron 15 los integrantes de la banda Patronelli que siguieron a Marcos. Lo improvisaron con dos camionetas y dos camiones, en carpas. "Apretaditos", recuerdan. Este 2010 fueron 14: Ale también compitió. "Armamos un maloncito", relata Clarita, hermana de los chicos Dakar... "Papá es hijo único. Siempre quiso una familia grande, con hermanos. Es siempre el principal impulsor de las salidas, de las vacaciones todos juntos, novias, novios, amigos...". Los padres, Roberto y Mónica, siempre fueron en la Dodge Dakota que lideraba el contingente. Etapa por etapa. Salieron de sus pagos con una motorhome nueva conducida por Pablo Orlando ("El Gordo") y su mujer, María Laura: es el conductor de los camiones de la familia. Atrás otras 4x4. La primera tripulada por Toto (Gabriel, el 3° de los hermanos), Memé (novia de Ale), Luciana (novia de Marcos), Clara (la 4a) y Nico (novio de Clara). En otra van Emi y Fafo (el menor). En ella se reciben los llamados del abuelo Martín, que otra vez se que quedó en Las Flores. Como su salud no le permite encarar el raid familiar, se encarga de seguir todo por Internet y pasar mensajes vía celular. El único que los puede tomar y retransmitirlos es Fafo.

Gente de Las Flores. Gente creyente en Dios y en las cábalas. "Si no vamos todos los mismos, no vamos", dijo Roberto hace unos meses. Todos, hasta el perro... Cada uno tiene su función específica. Por caso, la ropa que usan los pilotos es sacudida y lavada cada día por ambas novias. Las llevan ellos mismos desde el vivac o las va a buscar Emi. Más de 17 kilos de implementos por un valor de u$s 3.000: primero se quitan antiparra y casco. De inmediato, cuello, pechera, campera y mochila de agua. Se quedan, al fin con una remerita, y comienza el show para liberarse de la cintura para abajo. La faja de la cintura. Luego las botas gigantescas y pesadas y las botitas. Finalmente el pantalón y el calzón reforzado. No hace falta explicar para qué el refuerzo...

Las cábalas incluyen que ninguno de los dos cambien nunca de elementos (sin excepción) y que Marcos use el mismo pantalón con el que salió 2° en el 09. Durante las dos primeras etapas se puso uno nuevo. Rápido volvió al fetiche del año pasado. En ese parcial se quedó Machacek.

Para los amigos Ale es Bagre y Marcos es Boo. Nadie quiere explicar por qué... Sí cuentan que toda la familia es de Boca y que Marcos, poco futbolero, se hizo de Racing de puro contra. Mamá Mónica, así como lo hace en la casona de las afueras de Las Flores, todas las madrugadas los despertó y les preparó el desayuno. Cada uno tenía su lugar de descanso predestinado. Y guay que, por caso, Alejandro saltara del motorhome para saludar a su novia... Fafo. Además, fue el encargado de las provisiones: especialmente de la comida. También, el matero oficial. Aunque a veces olvidó el dinero para las compras, como en Antofagasta, y Clara debió salir en su auxilio. Ella controla la logística del grupo. Organiza todo. Está en los más mínimos detalles. Siempre sonríe con generosidad. "Está bueno. Cada uno tiene una función", aclara. La única mujer de los hermanos trabaja como ellos en la fábrica de remolques que tienen en Las Flores. Son gente de buen pasar. El padre de Roberto hace unos años confeccionó un novedoso sistema hidráulico para volcadores que les genera buen trabajo y pingües dividendos.

El estudio de los roadbooks de la carrera fue cambiando con el correr del Dakar. El año pasado, a Marcos lo ayudaba Luciana. Esta vez empezó a leerlo con Ale pero tenían diferente interpretación. Terminó colaborando toda la flía... Marcos lo hace tras cenar en el restorán del vivac: sin periodistas cerca, luego sí pasa a saludar con amabilidad. En el 2009 era común que la flía se lo cruzara en la ruta, lo detuvieran y hasta se sacaran fotos con él. En este 2010 creció el profesionalismo. Y el episodio de la sospecha de llevar el cuatri al campamento familiar para repararlo, alertó sentidos y disimulos. A veces hacían guardia de noche y con largavistas controlaban que nadie perturbara la labor del mecánico personal, Walter Palito Orlando. "En carrera los miramos desde lejos. Lo vemos pasar y nada, un sufrimiento. Y eso que tengo carreras vividas con Marcos. Pero siempre nos preocupa un posible accidente", cuenta Luciana. Menos extrovertida, Memi explica que pasa de la emoción a los nervios. "Pero en cuanto llegan, te ponés a pensar en el día siguiente. Todo gira en derredor de ellos". Roberto agrega: "Bajamos medio kilo por día. El miedo es al golpe... Un día Ale quedó colgado de una piedra y ni nos enteramos".

Todos se prenden en la guitarreada nocturna. Los Patro tienen una banda de rock en Las Flores. En el Dakar, Toto pelaba guitarra y con Emi repetían una misma canción, a la que le agregaban un párrafo con los lugares a los que llegaban y los kilómetros recorridos. "El año pasado tuvo mucho de aventura y no tanto de vacaciones. Este año se vivió con más presión. A veces nos decimos: ¿por qué no irán últimos y más relajados? Ah, pero a nadie se le ocurre volverse al pago". Al contrario, a la comitiva se le fue sumando gente. Hoy la caravana que volverá a Las Flores será gigantesca. Nadie recordará la broma, no tan broma, que dejó Roberto: "El único problema en el grupo fue el agua. El último no se baña, se moja...". RICARDO GOTTA |ole.com.ar