sábado, 16 de enero de 2010

"Mi sueño es jugar un Mundial al lado de Messi"



Vadala, tras los pasos de Lionel.Vadala, tras los pasos de Lionel.

se llama Guido, tiene 12 años y el Barcelona lo tentó para formarse en el club de su ídolo. "Yo me quiero divertir", dice el pibe antes de viajar a Europa a tomar la decisión.
 
De acá a diez años, ¿qué te gustaría estar haciendo, Guido?

-Mi sueño es jugar un Mundial al lado de Messi.

La fantasía de cualquier pibe que juega a la pelota suena a posibilidad cierta para Guido Vadalá. A los 12 años, este chico de la zona Sur de Rosario ya se probó en Barcelona y captó la atención de los equipos más importantes del mundo. Es fanático de Lionel Messi, del Barsa y de Central; enganche habilidoso y es goleador. Otro pichón de crack.

Guido está por pasar a la secundaria, pero antes debe definir su futuro. A fin de mes viajará junto a Fernando, su padre, a Europa: primero a Italia y después a España. Allí decidirán si acepta la invitación del Barcelona para formarse en el club catalán, o si continúa su en la Argentina, en caso de arreglar con algún club del Calcio. Pero antes se presenta en sociedad en Olé...

El nene. Mientras hipnotiza a la cámara haciendo jueguitos en el camping del Club Atlético Provincial -donde se crió y aún juega-, un grupo de amigos-fanáticos empieza a rodearlo. "Más al centro", "con el muslo", le proponen. Guido cumple; la bola no toca el piso.

-¿Y cómo fue la prueba en el Barcelona?

-Difícil, eran todos grandotes. Había muchos cameruneses que medían como dos metros...

-¿Estás con ganas de volverte para allá?

-Vamos a ver Yo quiero jugar en Europa cuando sea grande, pero por ahora me quiero divertir.

Tímido y educado, sólo se agranda cuando le tiran una pelota. Cuenta que va con su padre a ver a Central ("me gusta el juego de Jonatan Gómez") y que vive para el fútbol. Entrena y compite, juega a la PlayStation y a la PC. Y le va bien en la escuela.

Nació en el barrio José Cura, de la zona Sur de Rosario, a pocas cuadras de Provincial. Ahí lo conocen todos, es casi una celebridad, pero también un chico más. En ese club familiar empezó a patear, antes de los cuatro años. Cuando arrancó a jugar, en 2001, lo hizo antes de que existiera un equipo de su categoría, la 97. Tuvo que jugar para la 95. "Nosotros veíamos que andaba bien, pero eran los otros padres los que nos decían que era bueno en serio", cuenta María de los Angeles, la orgullosa mamá.

Los partidos del baby se suspenden cuando un equipo llega a seis goles. Guido anticipó el final de la mayoría de los duelos con nenes de su edad. "Soy derecho, pero arriba juego por todas partes. Y hago muchos goles desde afuera del área", cuenta. Provincial no estaba acostumbrado a ganarles a los grandes del Fútbol Infantil. Pero Central, Newell's y el club de Griffa sufrieron el juego del pequeño Vadalá. Ganó 14 torneos y metió 330 goles. Va de nuevo: apenas tiene 12 años...

En cancha de 11 no dejó de asombrar. El año pasado, antes de ir a probarse a Barcelona, comenzó a ser observado por una empresa que capta jóvenes talentos para llevarlos al fútbol italiano. En ese lapso ganó el torneo Ivancich, el más importante de los federados en Rosario, título que Provincial no conseguía desde hacía 70 años. Guido viajó a jugar un Sudamericano en San Pablo, con el colegio San José. Volvió campeón. Se fue de viaje de estudios y cuando regresó a Rosario se tomó un micro para ir a representar a Central en un torneo en San Jorge: metió dos goles en la semi y otro par en la final. "Su defecto es que no para hasta que gana", dicen sus padres.

En mayo pasado viajó a Barcelona. Después de 20 horas de vuelo empezó las dos semanas de pruebas. "No rindió en todo su potencial", reconoce el padre. Albert Benaiges, coordinador de las bases futbolísticas de los catalanes, estuvo a cargo de la evaluación. "Nos aseguró que no caben dudas que será un gran jugador si se forma en Barcelona". Quedó abierta la invitación, pero la idea incluye la residencia permanente de la familia Vadalá en España.

"Vamos a definirlo en este viaje a Italia y España", dice papá días antes de tomarse un avión para charlar con italianos y catalanes. Las opciones: arreglar con los primeros y continuar la formación en Rosario hasta los 15 años, o un desarraigo inmediato para vestir la misma camiseta que Messi. "También puede quedarse en Central. No hay que subestimar el sentimiento", dice su padre. Y Guido asiente con una sonrisa, mientras juega, como siempre, con la pelota.
ROMAN FIORI | rfiori@ole.com.ar