jueves, 7 de enero de 2010

A la playa... con chaleco


Se subió a una moto a los cuatro años y hoy tiene una pista de motocross en su casa. Francisco López, alias Chaleco, el chileno que puede ganar el Dakar...


Lacalle es un zona de de minas de oro y de cobre, enclavada en el desierto de Atacama. Allí, tras 483 fatigosos kilómetros de dunas y quebradas, de pistas abiertas y pedregosas, se produce una caída impresionante, un acantilado de casi 500 metros, muy abrupta. Se acaba el mundo, cuentan. Chaleco López se lanzó por el tobogán y cerró el parcial. Así ganó su primera etapa en el Dakar 2010. Había sido vencedor en la que unió Mendoza con Valparaíso, en la edición 2009: la misma del debut triunfador de Marcos Patronelli...

Ahora el chileno quedó 2° en la general a 37m37 de Cyril Despres. Parece un fangote pero recién va un tercio de carrera: cinco etapas sobre 14. Además, más de 17 millones de compatriotas prenden velas por él, desde la Cordillera al Pacífico.

Justamente, Antofagasta está al norte de un país lungo y finito. A la altura de nuestra Salta. Desde el vivac aquí instalado, se vislumbra el sol saliendo de gigantes sierras de arena y poniéndose en esas aguas verdes rabiosas. El océano le moja los pies al Dakar. La vista es conmovedora. También lo fue el júbilo de un par de millares cuando llegó su ídolo, apenas nacida la tarde del miércoles. Tras el abandono de Carlo de Gavardo, sin siquiera pisar suelo nacional, todo el crédito va para Francisco López Contardo, alias Chaleco.

De pura lana. Curicó está en Séptima Región, en la zona centro-sur de Chile. Se enclava a 300 kilómetros de Santiago. Por allí no pasa el Dakar. Allí nació Chaleco el 18 de septiembre del 75. A los cuatro años, mientras estudiaba en una escuela religiosa, se subió a la moto del padre y se fue solito a andar por el campo. Heredó la pasión de papá Renato, campeón chileno de motociclismo en los 70. Y también el apodo. Por entonces eran tremendamente difíciles de conseguir los mamelucos para correr. Y se los tejía su madre, Ana María, abuela del flamante ganador de la etapa en el Dakar. Confeccionaba chalecos de lana, de colores vivos, con los que se internaba en las rutas.

Chaleco hijo, de muy chico, manejaba a gran velocidad. Probaba las motos que su padre vendía en la agencia que aún tiene en su ciudad. Pero Francisco debió esperar hasta la adolescencia para competir. Para ser campeón chileno y sudamericano de motocross y luego, seis años seguidos, lograr torneos de enduro. También ganó dos veces los "Six Days", en Francia 02 y Brasil 06. Hasta que en 2005 llegó la Patagonia-Atacama. Se llevó una etapa y se embelezó lo suficiente para cambiar de especialidad. Tiene logros grosos: 3° en Túnez, 2° en Dubai, victorias en Egipto y Cerdeña. No es un entusiasta con plata.

Se le elogia su técnica y su frialdad. Su notable condición de navegador. Y se lo conoce como un muy buen tipo. Taciturno y solitario. Goza mucho con el contacto con la naturaleza. Su debilidad es vacacionar en algún sitio apartado de Chile. Acampa con su moto, su pareja y el pequeño hijo de ella. Le apasiona la carne asada. Devora kilos y kilos de fruta que le ayudan a mantener un muy estado físico.

Tiene una pista de motocross en su casa. Hasta allí fue su ídolo Carlo de Gavardo. También Felipe Prohens (va 21° en la general) y Gino Bianchi (23°), a quienes considera sus discípulos. Con Marc Coma tiene una relación de pica. También con Cyril Despres, su gran enemigo en este Dakar. Cuando llegó al acceso al vivac le pasaron una bandera chilena y la besó. Parecía sereno. Admitió que estaba contento pero que "ya me estoy concentrando para el día de mañana". Después sí evaluó su triunfo que lo sube del 7° al 2° puesto en la general, capitalizando que el francés David Casteu se fracturó la pierna izquierda en un golpazo, faltando 100 kilómetros para arribar a Antofagasta.

"Fue muy peligrosa la etapa, mucho riesgo, mucho salto. Muy dura. Hoy salí a atacar... Mañana (por hoy) me toca abrir. Salí a correr porque tenía que remontar. Ahora o nunca. No se puede cantar victoria pero la moto ha remontado bien", cuenta.

-Alguna vez te has quejado de la potencia de la moto...

-Sí, pero ahora está bien. A veces tanta potencia no tiene sentido...

-¿El triunfo sólo tiene importancia porque te sirve para remontar?

-No, siempre un triunfo es lo que busco. Pero me la tenía que jugar. Estaba 7°. Cuando lo estaba por pillar a Després me di cuenta que estaba por ganar la etapa.

-Ahora buscás la punta.

-Ahora quiero llegar... Todavía falta mucho.